Semana Tolkien - J.R.R. Tolkien, el hombre tras los mitos.

¡Saludos cordiales, lectores del blog! Año nuevo, blog retomado, y para empezar con buen pie y celebrar que el día 3 de enero fue el aniversario del nacimiento del Profesor J.R.R. Tolkien, ¡inauguramos la Semana Tolkien! Durante estos días os hablaré de la vida y obra del gran autor, comentaré películas y os descubriré cosas que seguramente no conocíais.

Hoy, primera entrada de la Semana Tolkien, os hablaré de él, de...

John Ronald Reuel Tolkien, profesor, lingüista, poeta y escritor.

Y con pinta de guardia civil, con ese bigotazo
J.R.R.Tolkien, en uniforme militar

Tolkien nació en 1892, no en el Reino Unido como muchos podréis pensar, sino en Bloemfontein, una de las tres capitales de lo que hoy en día es Sudáfrica. Bueno, diréis algunos, Sudáfrica en aquella época era una colonia británica. Pues tampoco. Cuando nació Tolkien, un 3 de enero de 1892, Bloemfontein no pertenecía ni al Reino Unido (por aquel entonces Imperio Británico) ni a ninguna de sus colonias. Era una ciudad perteneciente al Estado Libre de Orange, un pequeño país fundado por los bóers a mediados del siglo XIX y que luego se integró en la República Sudafricana, ya a principios del siglo XX. Algún día os hablaré de él.

Su familia sin embargo sí era británica, profundamente cristiana, y volvió a las Islas Británicas cuando el clima africano demostró ser perjudicial para la salud del pequeño Ronald (eso y que le picó una tarántula, algunos dicen que por eso Tolkien siempre metía malvadas arañas en sus historias). El padre de Tolkien, sin embargo, murió aún en África.

Yo sé escribir en runas... Bueno, más o menos
Un alfabeto Sindarin
Ya en Inglaterra, Tolkien desarrolló un intenso amor por los idiomas. Aprendió latín de su madre (lo hablaba y escribía con fluidez a los 4!!! años) y español del sacerdote medio andaluz medio galés que lo educó a él y a sus hermanos cuando su madre murió de diabetes (sí, amigos, en 1904 la diabetes era algo muy jodido de lo que te podías morir) y el resto de su familia materna, baptista, les había repudiado por abrazar la rama católica del cristianismo. Al final de sus días, Tolkien sabía inglés, latín, francés y alemán como lenguas maternas, aprendió inglés medio, inglés antiguo, finlandés, gótico, griego, italiano, noruego antiguo, español, galés y galés medieval; y se familiarizó con el danés, neerlandés, lombardo, noruego, ruso, serbio, sueco, eslovaco y alemán antiguo. Ya de niño jugaba a inventar sus propias lenguas, como el naffarin (basado en el español) y en su madurez desarrolló las grandes lenguas de su obra literaria: dos lenguas élficas: el Sindarin y el Quenya, basados en el latín, el griego y el finlandés, y el Adunaico, la lengua de los hombres de Númenor, con un toque hebreo, con sus propios alfabetos. En cuanto a la lengua inglesa, gracias a Tolkien las palabras dwarves (enanos) y elvish (élfico) sustituyeron en la literatura a dwarfs y elfish respectivamente, y nuevos términos como legendarium (colección de leyendas) o eucatástrofe (un deus ex machina que sí concuerda con la historia y no es ni repentino ni inexplicable) fueron acuñados gracias a él.


Cuando Tolkien tenía 16 años, conoció a la que sería el gran amor de su vida, Edith Mary Bratt, de 19 años. Sin embargo, le fue prohibido todo contacto con ella hasta que él cumpliera los 21, y lo cumplió. Edith se había prometido con otro hombre pensando que Tolkien la había olvidado, pero no fue así. Se reunieron de nuevo y se casaron en 1916. Su gran amor dio inspiración a la historia de Beren y Lúthien, y de hecho en las tumbas de ambos están grabados, además de los suyos, esos otros dos nombres. La escena de la danza en los bosques cuentan que ocurrió de verdad, y que fue el hecho lo que inspiró la escena del cuento, y no al revés.
Si esperabas un chiste aquí, lo siento mucho.
La tumba de los Tolkien

Otra de las grandes inspiraciones de Tolkien fueron sus viajes y vivencias, sobre todo en su juventud. Del pueblo donde creció, Birmingham, adaptó las altas chimeneas de las fábricas para conventirlas en las altas torres oscuras de Orthanc y Minas Morgul. Las nevadas cumbres de Suiza tornaron en las Montañas Nubladas y el Celebdil. Muchos dicen que las trincheras de la Primera Guerra Mundial, donde combatió, fueron su inspiración para las Ciénagas de los Muertos, y que la Inglaterra de la Segunda es la Comarca de El Señor de los Anillos, aunque él siempre negó esto último.

En cuanto al mundo laboral, su profesión estaba estrechamente ligada con sus pasiones. Estudió Filología Inglesa en Oxford y se graduó con honores, especializado en lingüística y literatura. Después de la Primera Guerra Mundial, trabajó como lexicógrafo para el Oxford English Dictionary, donde investigó sobre todo palabras con raices del alto alemán, alemán medio e incluso nórdico antiguo. Después trabajó como profesor en las universidades de Leeds y más tarde Oxford, cargos que ocupó al mismo tiempo que escribía sus historias. Aparte de sus obras más famosas, Tolkien hizo varias publicaciones académicas centradas en los mitos artúricos (la adapatación de "Sir Gawain y el Caballero Verde" y "La Caída de Arturo", recientemente publicada por su hijo Christopher) o en leyendas nórdicas (Beowulf, Sigurd y Gudrun).

Fue en la universidad donde conoció a su círculo más íntimo de amigos, los Inklings (algo así como "noción" o "sugestión"), formado por eminencias en literatura, poesía y lingüística. Miembros de aquel círculo eran autores tan renombrados como C.S. Lewis (autor de las Crónicas de Narnia), quizá el amigo más cercano a Tolkien; el filósofo Owen Barfield, Charles Williams (La Guerra en el Cielo); Hugo Dyson, conocido por haber gritado ""¡Oh no, no otro jodido elfo!" ( "Oh no! Not another fucking elf!") en una lectura de "El Señor de Los Anillos"; E.R. Eddison, autor de la novela fantástica más puñeteramente coñazo que conozco ("La Serpiente Uróboros"); y muchos otros. Se reunían para charlar de literatura o filosofía, leían fragmentos inéditos de sus obras. Aunque no lo pueda parecer, eran bastante divertidos y a veces competían en concursos absurdos (muchas veces relacionados con la literatura) o les daba por divagar sobre la naturaleza de la inspiración. En "Los Papeles del Notion Club", un relato de Tolkien que os recomiendo encarecidamente leer, se puede ver claramente la naturaleza de estas reuniones y cómo se les iba la pinza en ciertos asuntos (el debate sobre cuál debería ser el plural correcto de dwarf es antológico), así como un primer esbozo de "La Caída de Númenor".
También conocido como "Pájaro y bebé" (Bird and baby)
Uno de los lugares que frecuentaban los Inklings

Otro de los grandes pilares de Tolkien fue el cristianismo. Devoto católico, repudiado por su familia baptista (como conté más arriba), convirtió a su esposa del anglicanismo al catolicismo y a su amigo C.S. Lewis del agnosticismo al anglicanismo (sí, Tolkien intentó que fuera católico pero falló miserablemente). Sin embargo, sus creencias apenas se dejan ver en sus obras, no habiendo apenas referencias religiosas, ceremonias o cosas similares (Al contrario que el petardo de Lewis, cuya "Narnia" está plagada de símbolos cristianos y no es más que una enorme alegoría con un león en el lugar de dios). Era profundamente conservador y quedó decepcionado cuando, en el Concilio Vaticano Segundo, se estableció el abandono del latín en las liturgias a favor de la lengua local. Llegó incluso a seguir respondiendo en las misas en latín, en voz alta y desafiante, mientras el resto lo hacía ya en inglés. 

Con esos rasgos, parece obvio afirmar que sentía simpatía por el bando sublevado en la Guerra Civil Española (hey, la persecucion religiosa no ayudó a una opinión más favorecedora del bando republicano, qué queréis) y entre los nazis y los soviéticos, prefería a los primeros, al menos hasta el principio de la Segunda Guerra Mundial y las políticas raciales nazis, a las cuales Tolkien siempre condenó hasta el punto de horrorizarse (es famosa una anécdota en la que responde a una carta de sus editores alemanes recriminándolos por preguntarle si tenía orígenes arios y recalcando que esas averiguaciones sobre ser de ascendencia judía eran impertinentes e irrelevantes, y que si así era la norma se sentía avergonzado de su apellido de raíces alemanas). De hecho también desaprobaba las políticas británicas de la época, declarando al final de la Segunda Guerra Mundial que los Aliados no eran mejores que los nazis y que se comportaban como orcos (verídico). Se autodeclaraba como anarquista (filosóficamente hablando) o monárquico inconstitucional, y muchos le han calificado de "anarquista monárquico". También era altamente ecologista, rehusando el automóvil y moviéndose siempre en bicicleta, y demostrando un gran respeto a la naturaleza y rechazando la industrialización (como podemos ver en los últimos capítulos de "El Señor de los Anillos").

Finalmente, Tolkien murió en 1973 a los 81 años, apenas 21 meses después que su esposa, dejando incompleta su obra, de la que se encargó su hijo Christopher más tarde. Un magnífico autor, un gran académico y un lingüista expcecional, al que sin embargo se le denegó el Nobel por "su pobre prosa", pero que revolucionó el campo de la literatura fantástica hasta límites insospechados, y nada sería igual sin su aportación a ella. Todo ello porque un día, corrigiendo exámenes, se le ocurrió la famosa frase:

"En un agujero en el suelo, vivía un hobbit..."

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